miércoles, 15 de abril de 2015

Vertedero



                                      Vertedero




Una emocionada lágrima negra  cae silenciosa 
y ensombrece el rostro del desamparado.
Aquí, en la solitaria ciudad, 
que danza maldita chapoteando en sus propias heces.

Se escurre el día, se escurre; 
por el este, por el oeste, por el norte, por el sur:
atrapado en el viento.  


Y en la noche se escucha un grito lejano
que la  tiniebla del ocaso devora en un lamento  distante.
Aqui la compasión se olvida en el eje del tiempo.
Aquí en la solitaria ciudad.

Se escurre el día, se escurre; 
por el este, por el oeste, por el norte, por el sur:
atrapado en el viento.  



Patricia Lluna Redona




viernes, 18 de noviembre de 2011

Exhalación de amor







Desde este pasaje (donde te deseo
mientras percibo la cadencia
de una vieja canción de rock and roll 
y  timbra la melodía como un zumbido de abanico
que percute en mi seno)…
atrae mi atención
un frasco colmado de canicas,
que, se despeña, 
desde el canto de la mesa contigua 
y que ocasiona una imagen multicolor en el empedrado.
Atisbo también unos niños que jalan algodón dulce
carcajean y observan la escena como yo.
El viento de otoño es hechicero
y penetra en mi melena y la despeina
cuando te aproximas a mi con sigilo
(Presiento tu inspiración en mi espalda
mientras tus labios exploran mi cuello
y la exhalación de amor se adentra en mi alma).



Patricia

sábado, 18 de junio de 2011

Boca ambiciosa




Viaja la luna
sobre la copa de los árboles. 
Y su aura nocturna 
es decadencia y distancia,
es la frágil sombra de mi misma.

Como junco entre juncos 
soy un instante perdido,
soy toda mi vida, 
mas (si insatisfecha)
doblego pero no me quiebro 
y maquillo el sentir de mi espacio y mi abismo 
ante un espejo de tiempo. 


Con sencillez y audacia espero tu llegada 
(Sensación que oculta un beso cercano) 
Mi boca ambiciosa en mi mente pasa… 
cúmulo de nubes prenden de mi ascua 
desnuda en mi nada, esclava en tu alba.

Patricia

Mona Lisa


Las inoportunas gotas de lluvia
que rítmicamente golpean los toldos;
esa nana que arrulla sueños de mujer
cuando el sonido cesa y ella despierta;
su almohada húmeda
que delata las lagrimas nocturnas;
su mundo (baraja de naipes en equilibrio
que se desmorona)
lleno de tristeza y monotonía que se apodera de ella
con un lánguido impulso 
cuando se incorpora de su cama.


Sus pies plomizos que la guían hacia el tocador,
donde curiosea silente 
buscando el cepillo;
el tacto en sus dedos;
su mirada;
su rostro en el espejo
y un grito interno que la interroga.
¿Quien es esa mujer que el cristal revela?



Patricia

viernes, 17 de junio de 2011

Layla

Layla (humilde y alegre
intenta sentir).
le gusta bailar cuando anochece. 
Su cuerpo 
es un barco de vela ondeante 
que atraviesa miradas sobre un mar de asfalto. 
Miradas de formas y aristas cautivas
que buscan, no saben y son piel y carne. 
Su mente divaga: 
el mundo, la sangre, el silencio, 
la herida que duele. 
La ciudad se duerme, 
sus calles son gritos (Ecos de mil nadas) 
mientras ella vuela cuando ya oscurece. 

Patricia

domingo, 29 de mayo de 2011

Ella



Sueña
en la noche esmeralda despertar
(adormecida por la vida).

Refleja un cuerpo;
el tiempo;
ante un espejo que mira.


Es horizonte y es isla perdida;
son de su rompiente;
azúcar que acaricia.
Si en niebla lóbrega (mar sabor delicia)
escoltada de estrellas
luna conmovida.

En su bahía derivan náufragos desnudos
amparo y vianda les facilita.
Aun así la expolian
con cuerdas invisibles,
con nudos en su risa
que abren la herida del alma infinita


Orgullosa de su latido (melocotón, piel, canela)
despliega sus alas pues quiere ser vela,
quiere ondear abismos y alejar cautivos
de su corazón
lágrimas y aullidos.

Patricia

viernes, 3 de diciembre de 2010

De tu sangre

Y pensar,
que, trasciende hiriendo mi razón
como un torbellino enhebrado,
una corriente anhelante
de humo ocre que se extiende
con forma alucinante
en la oscura noche
que inquieta mi corazón.

Hacia ti,
hacia el sol,
en ti (alada tierra fecunda),
frente al mundo
¡Quiero vencer!
Controlar mi respiración,
ser la culminación que equilibra
éste impulso moribundo
y sentir;
jadear;
dejar que nazca el día.

Como una flor bonita
y también profunda,
como el viento que penetra
o el trueno en movimiento;
como la intensidad creadora
o el firmamento;
como una niña;
cómplice.

Ser el naranjo ameno en primavera
que impregna pasión,
la sustancia de tu sexo;
y en tu palabra
la fuerza de tu hélice.


Patricia